#272486 - El miedo y el pudor la hicieron resistirse, y como resultado, el faje terminó con los mismos efectos que una ducha de agua fría; y más grave aún en un pleito que sólo podía reconciliarse con otro faje apasionado de final feliz. Continué masajeando con delicadeza y suavidad su cuello hasta que la escuché lanzar un hondo suspiro… Sin dejar de masajear su cuello, me acerqué hasta su oído, le pedí que continuase con los ojos cerrados, pero que ahora imaginara que era su novio quien la estaba tocando y besando, agregué que lo haría sólo para demostrarle cómo se debía hacer, y para que aprendiera como volverlo loco de placer, su silencio y continuar con los ojos cerrados fue la tácita respuesta aceptación.